Lo prohibido siempre nos da morbo. Basta con decirle a un niño pequeño que no puede hacer algo, que no puede tocar tal o cual cosa, para que se lance a hacerlo. Porque sabe que si lo hace llamará la atención de los mayores, que estarán siempre pendientes de él. Lo prohibido tiene un significa muy especial para el ser humano, tanto que es el tema central de muchas de las primeras historias que se han contado. Sin ir más lejos, según la tradición cristiana, nuestra especie está en este mundo y no en el vergel del paraíso por culpa de probar el futo prohibido. Pandora y su caja, o Prometeo y el fuego de los dioses, todas ellas historias que no son más que alegorías sobre el conocimiento. Aquello que está fuera de nuestro alcance siempre es lo que más deseamos. Es algo instintivo, también cuando queremos a una persona, pero no podemos estar con ella, por la razón que sea. Eso, en lugar de hacer que la olvidemos, nos provoca desearla más y más.
Cuando somos pequeños, el sexo es uno de esos tabúes que suelen estar más que prohibidos por parte de los mayores. Lo curioso es que ellos viven rodeados de sexo, no solo en su vida íntima, sino también en películas o series de televisión. En más de una ocasión hemos tenido momentos incómodos en el salón de casa, al aparecer una escena de sexo en una película que estábamos viendo en familia. Antes era relativamente sencillo mantener a los menores alejados de este tipo de contenido, aunque es cierto que al final siempre nos las arreglábamos para encontrar el vídeo o la revista de nuestros padres. Hoy día esa barrera ya ha caído, y con Internet el acceso al porno es mucho más fácil. Tanto es así que cada vez se empieza antes a ver este tipo de contenido, lo que crea, según los expertos, una disociación de la realidad en las mentes adolescentes con respecto al sexo. Se dice que el porno es el marketing de la prostitución porque a pesar de ser ficción, pensamos que el sexo real debe ser así. Y muchos hombres acaban contratando servicios sexuales pagados para probar ese tipo de fantasías que ven en sus escenas. Tanto que incluso muchas actrices terminan también trabajando como prostitutas, para ganar aún más dinero.